OPORTUNIDADES PARA LA GANADERIA ECOLOGICA EN COLOMBIA
Por Fabián Cruz Uribe*
Las decisiones políticas que ha tomado Colombia con relación al desarrollo rural, han conducido al empobrecimiento de los pequeños productores, como consecuencia de implementar un modelo que privilegia la agricultura industrial sobre aquella no industrial. Se redujo el problema de la búsqueda de mayor competitividad, eficiencia y productividad, para la generación de productos orientados a la exportación y a la implementación de tecnologías desarrolladas bajo los conceptos de la “revolución verde”, sin el apoyo de créditos blandos, sin inversión en vías de comunicación y sin asistencia técnica que le apoye, agravado por el largo conflicto que tuvo como escenario al campo colombiano.
Como consecuencia del proceso, se generaron migraciones de la población rural en edad laboral y la denominada “ganaderización” referida a la producción extractiva y extensiva de bovinos en áreas de vocación agrícola y forestal, como consecuencia de la menor demanda de trabajo que requiere su implementación. En ese sentido, Colombia cuenta con un hato numeroso (calculado en 23 millones de cabezas), que no demanda mayor tecnología ni genera alto valor en sus productos, pero que ha contribuido a la generación de problemas medioambientales derivados de procesos de deforestación, degradación de suelos y pérdida del recurso hídrico.
Por el contrario, la porcicultura y avicultura han alcanzado altos estándares de tecnificación bajo la implementación de esquemas altamente intensificados y la importación de insumos a los sistemas. Sin embargo, los altos costos de la infraestructura que requieren y la tecnología que demanda, importada casi en su totalidad, hacen que requieran de inversiones financieras muy altas, inalcanzables por los pequeños productores, quienes tienen además en las normativas generadas por el estado, sin apoyo técnico disponible, un obstáculo difícil de sortear, promoviendo estas actividades para el autoconsumo o subsistencia.
Sin embargo, a pesar de las dificultades, existen en Colombia sistemas campesinos ganaderos que transforman la materia prima de origen animal en productos con alto arraigo local. Estos productos hacen uso de recursos locales (razas, ingredientes, empaques), así como del conocimiento ancestral de sus gestores. Estos procesos junto con la promoción para la generación de productos con atributos de calidad (denominación de origen, orgánicos, etc…) son algunos las estrategias que los pequeños productores y el estado Colombiano podrían encontrar como oportunidades para generar procesos que promuevan el desarrollo rural.
En ese sentido, los productos orgánicos o ecológicos derivados de la actividad ganadera además de promover la biodiversidad, la conservación del suelo y del agua, tienen el potencial de contribuir a la adaptación al cambio climático, así como de mitigar los efectos del daño medioambiental. Su implementación, bien podría contribuir a atenuar el daño ecológico que ha generado la ganadería en el país.
De otra parte, los retos que este tipo de sistemas demandan para su manejo sanitario y productivo, posibilitan al país que a través de la investigación, el desarrollo y la innovación propia, se puedan solucionar los problemas que tienen este tipo de producciones. Esto permite fortalecer el país desde el ámbito académico y social, además de favorecer la seguridad alimentaria y la producción de alimentos sanos.
Esta alternativa, además de las ventajas sociales, económicas y medioambientales, demanda también un reto para las escuelas de formación profesional, que continúan con la impronta generada por los procesos de revolución verde. La necesidad de una formación que involucre la ecología, la salud pública, el bienestar animal y los procesos de innovación podrían ser un pilar para analizar los sistemas de producción desde otra perspectiva.
Colombia tiene la oportunidad de mejorar las condiciones de vida de los pequeños productores rurales. En ese sentido, promover la generación de productos que privilegien la salud, la equidad social, la biodiversidad, el bienestar animal, el uso de recursos locales, la conservación del agua y el suelo podrían hacer más sostenible la producción agropecuaria nacional.
*Fabián Cruz Uribe es profesor UAN- Colombia. E-mail: jaime.cruz@uan.edu.co
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